En mi “casa Montessori” había una extraña regla a la hora de la comida. Libertad, mi madre, ponía una canción interpretada por Mercedes Sosa, El violín de Becho, y, si alguien osaba hablar durante la canción, se repetía la melodía. Era más o menos así: uno de nosotros rompía la regla, mi madre se levantaba de la mesa redonda, alzaba la aguja de la tornamesa y volvíamos a empezar: “Becho toca el violín en la orquesta lara lara lara”…

A esa época musical de casa, Arturo, mi hermano menor, la bautizó como “nuestra infancia roja”, precisamente porque estaba en su apogeo la música de protesta latinoamericana. Además, en casa de Liber y Polo (mis padres) siempre había música a la hora de la comida, y a todas horas, escuchábamos de todo, incluyendo la aterrorizante ¨Comedia para el fin de los tiempos¨ de Carl Orff.

Afortunadamente, teníamos una tienda de discos de acetatos y podíamos llevar discos a la casa (también teníamos la libertad de abrir uno que otro para escuchar en la tienda). “Libros y Discos”, se llamaba el negocio.

Ahí crecimos, ahí conocimos el rock progresivo, la música clásica, el reggae. Vimos el surgimiento del rock en tu idioma y muchos otros fenómenos mágicos musicales durante años. Yo alucinaba con las portadas de los discos, también con los sonidos psicodélicos de Pink Floyd, después el heavy metal y así una cantidad de géneros pasaron por mis oídos durante casi 15 años.

Luego llegaron los CD y sus reproductores, en ese entonces eran una tecnología cara y la transición muy lenta, la venta de vinilos fue bajando, Liber decidió apostar por su carrera profesional y su vocación: la docencia en filosofía. ¨Libros y Discos¨ tuvo que cerrar la cortina.

Quedaron miles de recuerdos y una gran colección que algunos años después aún sonaban en la tornamesa de la “casa Montessori” junto con algunos CD. Los discos finalmente acabaron en el closet de la recámara de mis padres, hasta que surgió la idea de abrir una tienda en línea para llevar la música de vinilos a un nuevo público: coleccionistas, melómanos, amantes del “scratch” y la calidad del vinilo. Una tienda de nicho enfocada a algunos géneros de culto. Bienvenidos a Audiophile.